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20 enero 2016

OJOS, ANTENAS Y BOCA DE LAS ABEJAS - EYES, ANTENNAS AND MOUTH OF BEES.

Los ojos

Los ojos de las abejas constan de una serie de partes esenciales: lentes externas para enfocar la luz y una retina debajo, sensible a la luz y conectada con el cerebro por medio de nervios.

La agudeza visual es una característica de las abejas y se pone de manifiesto por la existencia de dos grandes ojos compuestos. Cada uno está formado por un número variable de estructuras hexagonales llamadas ommatidios. Mientras que un ojo simple tiene una lente para toda la retina, un ojo compuesto tiene muchas lentes pequeñas y su retina está dividida en partes que corresponden a esas lentes. De esta manera, el insecto “ve” con un ojo compuesto tantos puntos de luz como divisiones tiene el ojo y así recibe una reproducción en mosaico del objeto o escena delante de él.

Los ojos compuestos perciben los colores que distingue el ojo humano más el ultravioleta y con la excepción del rojo. Su eficacia es tal que, mientras nuestros ojos no pueden discernir más de 20-30 imágenes por segundo, una abeja es capaz de separar 300 en ese mismo tiempo. La utilidad de estas estructuras es decisiva para una buena visión lejana, fuera de la colmena, y para su orientación respecto al sol durante el vuelo.

Sin embargo, no todas las castas de las abejas requieren de esta agudeza visual de la misma manera. La reina, por ejemplo, sólo necesitará una buena visión una vez en su vida y la empleará para volver a la colmena después del vuelo nupcial. Sin embargo, una obrera necesita una buena visión de forma continuada para la localización del alimento, de la colmena, de otras obreras, etc. El zángano, por su parte, también requiere una buena agudeza visual para poder localizar a las hembras vírgenes en el vuelo de reproducción.

Pero las abejas también necesitan poder ver con claridad en el interior de la colmena, donde disponen de muy poca cantidad de luz y en el exterior cuando llega el crepúsculo. Para la visión a corta distancia y en condiciones de oscuridad adquieren importancia los ocelos u ojos simples, ya que son capaces de percibir la intensidad, la longitud de onda y la duración de la acción de la luz.

Las antenas

Las antenas son las estructuras en las que residen los sentidos del tacto y del olfato. Cada una de ellas está recorrida internamente por un nervio doble que procede directamente del cerebro. La información procedente del exterior es recogida por pelos táctiles y diferentes estructuras sensoriales que están recubriéndolas.

Los órganos sensoriales más numerosos de las antenas aparecen en la superficie de las mismas como discos o placas diminutas, cada una de las cuales tiene una ranura alrededor del borde y está recubriendo un número grande de células. Estas estructuras se conocen como órganos placa y son los principales órganos del olfato en la abeja, siendo por tanto capaces de recibir el estímulo de diminutas partículas de materia suspendidas en el aire. El número de órganos placa situados en las antenas varía dependiendo de la casta, así en las obreras se pueden encontrar cinco o seis mil, en la reina dos o tres mil y hasta treinta mil en el caso del zángano.
La reacción al tacto o presión externa es uno de los sentidos más primitivos. Sin embargo, los insectos adultos tienen poca sensibilidad a la presión debido a la dureza de su cubierta externa. Por eso, la mayoría de los nervios sensoriales de la piel contactan con células situadas en la base los pelos.

Éstos están delicadamente equilibrados y son accionados fácilmente al tomar contacto con objetos o corrientes de aire. En consecuencia, un pelo provisto de nervios y sus células del sentido asociadas, constituye un órgano del tacto. Estos pelos intérvados aparecen en diferentes partes del cuerpo y apéndices, pero son especialmente numerosos en las antenas.

La boca

La boca de las abejas está rodeada por un par de mandíbulas y prolongada por una trompa o probóscide.
Las mandíbulas son utilizadas para amasar la cera, comer polen y sujetar a un posible enemigo al que luego clavarán el aguijón, o realizar cualquier trabajo de la colmena que requiera un par de instrumentos aptos para agarrar. En las obreras son lisas y redondeadas, mientras que en las reinas y zánganos presentan pequeños dientecillos en el borde.

La probóscide o trompa en forma de tubo permite a la abeja succionar los líquidos. No es un órgano permanente, como en la mayoría de los insectos chupadores, sino que se improvisa temporalmente al juntar las partes libres de las maxilas y el labio para formar un tubo muy eficaz en la ingesta de néctar, miel o agua. Abrazando la base de la lengua se encuentran un par de palpo labiales que actúan como órganos del gusto (así como también lo eran las antenas). Todas estas partes pueden

Todas estas partes pueden separarse si se obstruyen accidentalmente con un grano de polen u otra partícula extraña.
La lengua tiene apariencia de líneas cruzadas y muy juntas debido a la presencia en su pared de aros duros que llevan pelos y están separados entre si por membranas angostas y lisas. A causa de esta estructura la lengua puede acortarse y estirarse de manera que el líquido lamido es levantado hacia dentro del canal de la probóscide.

La bomba de succión de la abeja es un gran saco con paredes de músculos que se encuentra dentro de la boca y se extiende desde ésta hasta el cuello donde su punta afinada continúa con el esófago. Los líquidos son succionados del canal de la probóscide por la acción de un músculo dilatador; la contracción de los músculos compresores cierra entonces la boca e impulsa el líquido a la faringe, de donde es llevado al esófago, el cual pasa a través del cuello y se continúa a lo largo del tórax hasta alcanzar el abdomen, donde se ensanchará en un saco de paredes finas llamado buche o estómago de la miel. Este saco está revestido de una membrana endurecida y sus paredes contienes fibras musculares. Su principal función es la de depósito del néctar o líquido chupado. Está separado del verdadero estómago por el proventrículo, el cual ejerce un preciso control de la cantidad de alimento que pasa al estómago, de manera que sólo se transfiera la necesaria para cubrir las necesidades alimenticias de la abeja. El resto del néctar que queda almacenado en el buche será regurgitado ya transformado en miel una vez en la colmena. Tras el estómago o ventrículo, que es la porción mayor del tubo digestivo y el lugar de absorción del alimento, se en encuentra intestino delgado y el recto, cuyas principales funciones se relacionan con la reabsorción del agua y la retención de las heces hasta el momento en que la abeja abandone la colmena.

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17 enero 2016

QUE ES EL VENENO DE LAS ABEJAS??? - THAT IS THE VENOM OF BEES???

El veneno o apitoxina es un producto que se emplea en medicina por su poder antiartrítico y en la preparación de antialérgicos. Se produce en las glándulas situadas en la parte posterior del último segmento abdominal de la abeja.

El veneno de abeja tiene propiedades bactericidas, hemolíticas, anticoagulantes y tónicas. Es el mayor vasodilatador conocido, fluidifica la sangre al ser anticoagulante, se le reconocen propiedades en casos de reumatismo y actualmente el veneno es utilizado de forma racional en algunos países.

La apitoxina es el veneno secretado por las obreras de varias especies de abejas, que lo emplean como medio de defensa contra predadores y para el combate entre abejas. En las especies venenosas, el ovipositor de las obreras se ha modificado para transformarse en un aguijón barbado.

La apitoxina no es una sustancia simple, sino una mezcla relativamente compleja. Aunque los efectos suelen atribuirse a la acidez del compuesto, en realidad el ácido fórmico apenas está presente, y sólo procede de una de las dos glándulas implicadas en la secreción del veneno. Una de estas secreciones es ácida. No obstante, la más activa de ellas aparece como un líquido fuertemente alcalino formado por una mezcla de proteínas, principalmente el polipéptido citotóxico melitina de fórmula química: C131H229N39O31.

La apitoxina se emplea a veces medicinalmente en la llamada apiterapia o apitoxoterapia, como tratamiento complementario o alternativo, para el alivio sintomático del reumatismo y otras afecciones articulares, por las pretendidas propiedades antiinflamatorias de la melitina. La evidencia disponible, avalando la eficacia y la seguridad de esta modalidad terapéutica, es limitada y preliminar; no hay, al momento, estudios clínicos con metodología idónea en humanos.

Secreción
La apitoxina es segregada por los ejemplares hembra de varias especies de abeja, que utilizan el ovipositor para inocularla. No sólo las obreras disponen de ella, sino también las reinas, aunque es raro que éstas empleen su aguijón.


La secreción proviene de varias glándulas ubicadas junto a la base del aguijón; éstas están compuestas de células dotadas de canalículos, y morfológicamente recuerdan a dos sacos unidos a tubos cilíndricos, que conducen la secreción hasta el extremo del aguijón. La configuración exacta varía; en las Apinae, Andrenidae y Bombinae los tubos se unen cerca de su origen, mientras que en Vespinae, Polistinae y Eumeninae desembocan por separado. A su vez, en Sphecinae, Phylantinae y Cabroninae presentan ramificaciones. Una delgada cutícula aísla el veneno secretado de los tejidos sensibles.
Además de los tejidos secretores ubicados en la sección tubular, las abejas poseen un segundo grupo secretor, llamado glándulas sinuosas, que en algunas especies aparece morfológicamente integrado.

Composición
Las glándulas principales secretan un líquido fuertemente alcalino, compuesto en un 52% por melitina; además de ésta, contiene apamina (una neurotoxina), adolapina (un analgésico), fosfolipasa (una enzima que destruye la membrana celular atacando los fosfolípidos que la componen, inactiva la tromboquinasa e inhibe la fosforilación oxidativa), hialuronidasa (un vasodilatador y hemolítico, que ayuda en la dispersión del veneno), histamina, dopamina y noradrenalina.

El efecto fundamental del veneno es citotóxico, destruyendo las membranas celulares e induciendo a los receptores de dolor a percibir un daño mayor del que realmente se ha infligido. Las glándulas sinuosas, a su vez, producen una toxina ácida.

Toxicología
En estado puro, la apitoxina es un líquido incoloro, amargo y ácido (pH 4,5 a 5,5), con un peso específico de 1,1313. Es hidro- y ácidosoluble, pero insoluble en alcohol.

Las toxinas liberadas por la abeja provocan dolor e irritación, pero no daño sustancial. Sin embargo, las pequeñas concentraciones de histamina pueden verse amplificadas por la secreción de la misma en las células afectadas del individuo atacado. Esto puede desencadenar un shock anafiláctico, sea instantáneamente o hasta 24 horas después de la picadura; los síntomas incluyen el ahogo, asma, taquicardia, cianosis y pérdida de conciencia. En individuos particularmente sensibles o afectados por numerosas picaduras puede provocar la muerte. Alrededor de un 2% de la población es sensible a la apitoxina, pero sólo un 0,05% se estima que sufre sensibilidad extrema.

Tratamiento
En la mayoría de los casos, la dosis inyectada por la picadura no requiere tratamiento específico. Es conveniente retirar el aguijón, sin embargo; su estructura barbada hace que quede clavado a la piel del individuo que recibió la picadura, junto con el sistema glandular que secreta la toxina, y la actividad refleja de su estructura muscular continúa inoculando el veneno. El aguijón debe retirarse sin hacer presión sobre las glándulas adheridas, para evitar vaciar por completo las mismas en la zona afectada.

El tratamiento en casos agudos requiere la aplicación de un antihistamínico, como la difenhidramina, un antiinflamatorio de accion rapida (corticoesteriode) como la dexametazona y de hasta medio centímetro cúbico de epinefrina 1:1.000. Este tratamiento, sin embargo, sólo debe llevarse a cabo por un profesional médico, que puede recetar también un agente simpaticomimético como el metaraminol.

La inmunización es el único remedio de largo plazo; se efectúa mediante la aplicación reiterada de dosis pequeñas de veneno. Aunque no es posible lograr la inmunidad completa, es posible sin embargo reducir de manera muy acentuada la sensibilidad.

Uso en homeopatía
Para el empleo en homeopatía de la apitoxina se eliminan algunos de sus componentes, tales como aceites volátiles, lípidos y proteínas.

Frecuentemente la dosis utilizada, salvo tratamientos personalizados y específicos, es de 0,5 ml (equivalentes a 5 abejas), cada 48 h. Normalmente 16 dosis de 0,5 ml cada una. Cada dosis en este caso, contiene unos 500 gamma o microgramos de veneno de abejas.


La apitoxina es un medicamento incorporado a las farmacopeas sobre homeopatías, utilizando las técnicas homeopáticas de la farmacopea norteamericana Apis venenun purum (HPUS) (Homeophatic Pharmacopea of the United States), en la atenuación correspondiente APIS V.P. 3x. De acuerdo con esos estándares, se elabora la apitoxina para uso por vía inyectable.

Con esta metodología (APIS V.P. 3x), se obtienen las concentraciones más altas de apitoxina. El equivalente a 500 mg de veneno de abeja es de 500 µg o 500 gammas, que corresponden al veneno de 5 abejas obreras adultas a partir de los 20 días de nacimiento, teniendo el saco o depósito de veneno unos 100 µg (microgramos o gammas) de veneno puro. Para obtener 1 gramo de veneno seco se necesitan 10.000 abejas.

La apitoxina ejerce acción analgésica y antiinflamatoria. Esto impulsó el uso de este veneno como terapia alternativa en casos de reumatismo. Además, ha mostrado algunas propiedades inmunoactivantes, lo que favoreció su experimentación como coadyuvante en la esclerosis múltiple. Sin embargo, al igual que sucede con toda droga, la apitoxina no es inocua, y sus efectos sobre la salud aún no han sido objeto de estudio sistemático.

Obtención
Se obtiene colocando en el piso de la piquera una esponja cubierta por unos hilos desnudos de cobre por los que se hace circular una corriente eléctrica pequeña y a intervalos, las abejas al entrar reciben la descarga y clavan el aguijón en la esponja pudiendo recuperarlo después, poco a poco van quedando en las esponjas las gotas de veneno que recogemos estrujándolas.

Las colonias sometidas a esta producción suelen aumentar la agresividad de forma notable, conviene tenerlo en cuenta e instalarlas lejos de las zonas habitadas para prevenir ataques. El rendimiento medio obtenido es de 1 gr de veneno/20 colonias.

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24 noviembre 2015

PATOLOGÍAS DE LA REINA DE LAS ABEJAS - PATHOLOGIES OF THE QUEEN BEE.


Por: Dr. Veterinario Jesús Llorente Martínez.

INTRODUCCIÓN
La reina supone el elemento más válido de la colonia de abejas, por ello es muy importante vigilar no sólo su etología sino también las distintas causas, algunas de ellas patológicas, que hacen que este elemento de la colonia pierda su funcionalidad y con ello ponga en peligro la viabilidad de la unidad biológica.

Lo mencionado tiene su explicación si tenemos en cuenta que la reina es el único elemento de la colonia que tiene los órganos sexuales bien desarrollados y que después del acoplamiento puede poner huevos fecundados de los que nacen obreras y bajo distintas circunstancias huevos sin fecundar que darán como resultado zánganos.
Por todo ello es evidente que toda la colonia puede ser afectada e incluso morir si su reina tiene defectos en su organismo o si enferma.

Existen varias enfermedades infecciosas, trastornos del metabolismo, malformaciones o anomalías hereditarias, que apenas se manifiestan en sus descendientes. Muchas de estas manifestaciones tienen en común de que influyen de forma negativa sobre la puesta de la reina e incluso la hacen imposible.
Consideramos necesario su conocimiento, tanto para el apicultor como para el técnico, pues sirven de base para una toma de decisiones en el caso de insuficiente desarrollo de la colonia y discernir si la causa está en la reina o hay que buscarla en otro lugar.

Describiremos algunas de las enfermedades más importantes y anomalías de la reina.

REINA ZANGANERA
Es uno de los trastornos más frecuentes en la actividad de reproducción de la reina, es decir, la incapacidad ya sea parcial, ya sea total de producir descendientes hembras.
Varias son las causas de este trastorno:

-Falta de acoplamiento. Cuando las reinas que tienen que hacer las salidas para acoplarse a los zánganos no pueden hacerlo, por distintas circunstancias, éstas no fecundan los huevos y aunque sean prolíficas, sólo producen zánganos.
Hay que tener en cuenta de que el hecho de aparearse hace que se mejore el desarrollo de las glándulas sexuales y la ausencia de éste no desarrollan los ovarios y en consecuencia las reinas no llegan a ser zanganeras y permanecen estériles.
Intervienen en este sentido la actividad de ciertas glándulas endocrinas (células neurosecretoras del cerebro de la reina) y la actitud de las abejas que cuidan a la reina que influyen en los vuelos de orientación y acoplamientos.

-Inseminación insuficiente. El número de espermatozoides para que la espermateca se llene es de 5/6 millones y ésta carga alcanza para fecundar los huevos durante 4/5 años.
Ahora bien, si por distintas circunstancias la carga espermática es menor, la reserva se agota pronto y la puesta es vacilante y discontinua para finalizar con una puesta zanganera y un cese total de la misma.



-Puesta de una reina vieja. Parecido comportamiento tienen las reinas viejas aunque se hayan acoplado correctamente. A los cuatro año de vida la puesta, tan uniforme hasta la fecha se mezcla con puesta zanganera. La causa es la inviabilidad de los espermatozoides que pierden la movilidad y toman la forma de anillo y no, como se ha creído, por la edad de la reina y al agotamiento de los ovarios.



La degeneración amiloide del epitelio de la espermateca podría tener efecto negativo sobre los espermatozoides, conduciendo a su degeneración.

-Reina zanganera por enfermedad. Se produce por enfermedad de la reina que nada tiene que ver con el acoplamiento. Es característica de esta enfermedad el hecho de que las reinas, que no han tenido problemas con el acoplamiento, empiezan a poner crías de obrera y de zángano en celdillas de obrera.



Al final predominan las crías zanganeras. Muchas de estas reinas cesan la puesta. Examinada la espermateca se ha observado que los espermatozoides no están agrupados, como es normal, sino que están arrollados formando “el esperma en forma de anillo”.
Exámenes profundos han concluido que se trata de una enfermedad especial de la reina, que además de la espermateca ataca también otros órganos y probablemente es provocada por un virus.

ACOPLAMIENTOS MALOGRADOS
En este caso el acoplamiento natural se ha realizado correctamente y los espermatozoides primero llenan la vagina y los oviductos antes de llegar a la espermateca. Normalmente sobran muchos espermatozoides que se quedan en estas estructuras y algunas veces este sobrante se transforma en tapones rígidos, que permanentemente impiden la puesta.

ENFERMEDADES DE LOS ÓRGANOS DE REPRODUCCIÓN
Todos las enfermedades que afectan a los órganos sexuales de la reina, tienen efecto negativo sobre la puesta. Esto no sólo es válido para las enfermedades infecciosas o parasitarias sino también para ciertos trastornos del de metabolismo, que tienen como consecuencia la degeneración de los ovarios.
Como ejemplo del primer grupo vale la melanosis parasitaria o melanosis H provocada por un microorganismo levuriforme. Los ovarios presentan focos muy típicos, tuberculiformes de color pardonegro o negro.

Las reinas afectadas cesan al cabo de pocos días la puesta y se vuelven estériles.
Una enfermedad parecida a la anterior es la melanosis B que afecta sobre todo a reinas jóvenes. El agente productor es una bacteria flagelada del tipo coli, que provoca en los ovarios focos de infección de color negro, pero de otra forma.
La enfermedad aparece poco tiempo después del acoplamiento o poco después de iniciada la puesta.
Es frecuente cuando en la inseminación instrumental no se han seguido las normas de estricta esterilidad.

La ovarotrofobia se caracteriza por la degeneración muy rápida de las células germinativas de las ovariolas, los ovocitos y las células nutritivas, con reabsorción de los productos de la degeneración. Esta atrofia provoca la hipertrofia del cuerpo adiposo y un notable incremento de la cantidad de hemolinfa.
El agente causal se desconoce con exactitud y podría tratarse de una infección viral o de un trastorno del metabolismo provocado por las secreciones internas.

ENFERMEDADES INTESTINALES
Nosemosis. Es la enfermedad intestinal más frecuente en todos los elementos de la colmena. Causada por el microsporidio Nosema apis Zander, presenta las mismas características en la reina que en las abejas obreras.

En las reinas, debido al trastorno metabólico provocado por la enfermedad, los ovarios se ven afectados y su degeneración vuelve estériles a las reinas.
Cálculos en las heces. La formación de cálculos o enterolitis en el saco rectal de la reina influyen de forma negativa en su puesta.

Los cálculos en la reina se componen sobre todo de ácido úrico y provocan, casi siempre una aglomeración de excrementos, que no sólo dificultan la puesta sino también presionan los tractos sexuales que impiden a la reina realizar la oviposición.

ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Acarapisosis. Al igual que en las abejas obreras, la enfermedad producida por Acarapis woodi ataca también a la reina y fundamentalmente, si no mueren, representa una fuente de infestación para toda la colonia.

ANOMALÍAS Y MALFORMACIONES
En las abejas, como en todos los seres vivos, existen desviaciones muy diversas de lo normal y de acuerdo con su grado se denominan anomalías o malformaciones. Estas desviaciones de lo normal pueden deberse a causas genéticas o inducidas por el medio ambiente.
A pesar de que tanto las anomalías como las malformaciones, salvo excepciones, carecen de importancia en la práctica apícola es bueno conocerlas y tenerlas en cuenta para un mejor desarrollo de la apicultura y una mejora en el proceso de la herencia ligado a la cría de reinas.
Las reinas enanas, son las que se crían en periodos de escasez y que apenas alcanzan el tamaño de una abeja obrera. Sus órganos de reproducción son tan pequeños que no cumplen su función y las reinas no se acoplan y permanecen estériles.
Su presencia, no conocida, puede ser la causa del rechazo de forma continuada por la colonia en la introducción de nuevas reinas.

Otros factores, como la temperatura, la humedad o el nivel de oxígeno, influyen sobre el futuro de las reinas que en ese momento se están criando. Las realeras enfriadas de forma transitoria, hacen que las reinas nazcan con las alas truncadas. Este truncamiento se puede también deber a una mutación.
En otras anomalías intervienen crecimientos independientes y no coordinados de estructuras de la reproducción. Dan como resultado una falta de conexión entre los ovarios y los oviductos.
En estos casos el acoplamiento es posible pero no lo es la oviposición.
Caso menos frecuente es la hipoplasia de los ovarios, con el resto de las estructuras con un desarrollo normal. La deformación de éstos se debe a una degeneración precoz de las células germinativas de los mismos.

Una nueva alteración es el ginandromorfismo que presentan los individuos de la colonia en cuya estructura interna y externa coexisten características masculinas y femeninas. No se saben las causas y su presentación es anecdótica. De igual forma se puede hablar del ciclopismo. En este caso no sólo tenemos alteración en los ojos (los ojos se unen en uno sólo), sino también están alterados el cerebro, los ganglios y otros órganos. Si bien se trata de causas genéticas no debemos olvidar que en animales superiores se presenta estos problemas por falta de oxígeno durante el desarrollo.

Zánganos albinos, larvas que no llegan a término, crías atrofiadas, son otras anomalías que se presentan con una incidencia muy escasa.
Todas estas alteraciones y anomalías no causan muchos problemas en el desarrollo de la explotación apícola, sin embargo su conocimiento favorece la profesionalidad del apicultor y puede mejorar de forma importante la cría de reinas.

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