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14 diciembre 2019

QUE SABEMOS DE LOS VIRUS EN LAS ABEJAS????? - WHAT DO WE KNOW ABOUT VIRUSES IN BEES ?????

La transmisión de virus en forma vertical es la que se realiza de los parentales a la descendencia, la horizontal entre los habitantes de la colonia.

Antes de continuar  queremos dejar muy claro que no existen tratamientos efectivos y que lo único que podemos hacer es tomar medidas preventivas, como son evitar la deriva y el pillaje, eliminar las colmenas débiles y mantener en las colonias unos niveles bajos de infestación por varroa. Tampoco entra dentro de nuestros objetivos realizar la descripción de todos los virus que pueden afectar a las abejas melíferas, sino que pensamos que resulta más adecuado describir los que pueden presentar una mayor incidencia o causar problemas más importantes.

El de mayor incidencia actualmente parece ser el virus de la parálisis crónica (V.P.C.) también conocido como del "mal negro".

Virus de la parálisis crónica (V.P.C.) 
Fue citado por primera vez en el año 1933 y varios investigadores piensan que pudo ser el causante de una mortandad masiva de abejas que se produjo en la isla de Wight (Inglaterra) que recibió la denominación de "enfermedad de la isla de Wight".

Este virus es frecuente en colonias en las que las abejas están confinadas durante largos períodos de tiempo.

QUE SABEMOS DE LOS VIRUS EN LAS ABEJAS????? - WHAT DO WE KNOW ABOUT VIRUSES IN BEES ?????
En el síndrome tipo I o de la parálisis, las abejas afectadas presentan temblores en las alas y el cuerpo, no pueden volar y se arrastran por el suelo o cerca de la piquera, a veces en masas de cientos de individuos. Estos síntomas también se pueden atribuir a las infecciones provocadas por Nosema apis, Malpighamoeba mellificae o Acarapis woodi.

En muchos casos el abdomen de los animales se encuentra hinchado (debido a una distensión del buche de la miel) y pueden presentar diarreas. Las abejas enfermas suelen morir a los pocos días de la aparición de los síntomas. También las colonias con una afectación severa pueden colapsar, particularmente durante el verano.

En el síndrome tipo II o de las ladronas negras, las abejas van adquiriendo una coloración negra brillante y un aspecto grasiento. Aunque al principio pueden volar, cuando vuelven a las colmenas no son reconocidas por las guardianas y se les niega el acceso, por lo que en algunos casos los apicultores piensan que son abejas procedentes de otras colmenas que se están dedicando al pillaje. En pocos días pierden la capacidad de volar, comienzan a temblar y mueren rápidamente.

Los síndromes son causados por un virus ARN de forma elipsoide y de tamaño variable, que se multiplica en los tejidos del sistema nervioso de las abejas. La principal vía de contagio parece ser a través de las heridas que se producen en los cuerpos de las abejas, o a través de las quetas rotas. Las quetas o "pelos" que recubren el cuerpo de las abejas no son estructuras muertas, su interior se encuentra vivo y en contacto con la hemolinfa. Las abejas paralizadas tienen sus excrementos contaminados con este virus y la retirada de los mismos puede actuar como vía de contagio.

Aunque la parálisis es una enfermedad que afecta a las abejas adultas, ocasionalmente las pupas pueden verse afectadas. No se ha demostrado que Varroa destructor actúe como vector de transmisión de este virus, por lo tanto su papel en la diseminación de este agente patógeno debe de ser en todo caso pequeño.

Este virus se encuentra muy extendido, produciendo generalmente un debilitamiento paulatino de las colonias, aunque sin que estas lleguen a sucumbir a la acción del virus. En algunos lugares puede ser endémico, como parece ocurrir en la isla de La Palma. En un estudio realizado en los años 90 se encontró que más del 75% de las muestras de abejas muertas recolectadas en primavera y comienzos del verano, contenían altas concentraciones de partículas víricas.

Su incidencia es alta y en algunos casos se ha comprobado que está presente en abejas aparentemente sanas. Los brotes más virulentos se suelen presentar en primavera o verano, y cada vez toma más fuerza la idea de que este y otros virus se encuentran permanentemente en las poblaciones de abejas, sin que los animales presenten ningún tipo de sintomatología, y sin desencadenar su acción patógena hasta que algún factor ambiental "dispare" su acción

Virus de la parálisis aguda (V.P.A.) 
Su descubrimiento se realizó en el laboratorio cuando se analizaban muestras de abejas que presentaban síntomas de estar infectadas por el virus de la parálisis crónica (V.P.C.).

La sintomatología que pueden desencadenar los dos virus suelen ser similares. Si se inoculan en abejas sanas producen temblores y parálisis a los pocos días de su inoculación. La diferencia radica en que las abejas inoculadas con el virus de la parálisis aguda mueren antes que las inoculadas con el de la parálisis crónica.

Su presencia en las colmenas no se asocia en la mayoría de los casos a la aparición de ninguna sintomatología específica, debido probablemente a su reproducción en tejidos no imprescindibles para el mantenimiento de la actividad vital, o bien a que su tasa reproductiva sea baja.

El virus de la parálisis aguda puede llegar a exterminar un colmenar, pero lo más frecuente es que la sintomatología que desencadena su acción aparezca bruscamente, mate algunas colonias y debilite otras, produciéndose a continuación una lenta recuperación.

Sabemos que este virus se acumula en la cabeza, cerebro y glándulas hipofaríngeas de las abejas. Los excrementos también pueden contener partículas víricas infecciosas. En la naturaleza podría ser diseminado de forma inaparente vía secreciones de las glándulas salivares y/o el alimento que las abejas mezclan con estas secreciones.

La máxima incidencia ocurre en los periodos de máxima actividad en la colmena y especialmente hacia la mitad del verano, coincidiendo con un fuerte desplome de la población de abejas. Para su transmisión y ataque “virulento” parece requerir de un vector (organismo) que lo transporte y lo inocule a las abejas, este vector en puede ser Varroa destructor o Acarapis woodi. De hecho hasta la propagación de varroa por todo el planeta este virus nunca fue detectado de forma serológica en las abejas adultas o en la cría, tampoco nunca se asoció a síntomas de enfermedad o a la muerte de las colonias.

Experimentos realizados en laboratorio han demostrado que las hembras adultas de Varroa destructor pueden actuar como vectores transmisores de este virus a las pupas en desarrollo, pero afortunadamente parece ser que el virus no se puede replicar en los tejidos del ácaro.

Varios estudios realizados en Europa indican que este virus es más frecuente encontrarlo a finales del verano o principios del otoño en colonias infectadas con varroa, coincidiendo con el pico reproductivo del ácaro. Este hecho apoya la hipótesis que propone que el ácaro tiene un papel importante en la transmisión del virus

Virus filamentoso. 
La sintomatología que desencadenaba en algunos casos (abejas arrastrándose en el suelo debajo de la piquera), era similar a la que presentaban abejas supuestamente atacadas por rickettsias. 

Este virus es único de tipo ADN que infecta de forma natural a las abejas. Además generalmente se considera el menos virulento de todos los conocidos, multiplicándose principalmente en los tejidos del cuerpo graso y en el ovario de las abejas adultas. Aunque sea catalogado como poco virulento, en algunos casos se ha citado como responsable de episodios de severa mortalidad.

La sintomatología que presentan los animales puede ser confundida con la producida por otros procesos patológicos, debido a que los síntomas más evidentes son que las abejas se arrastran y se mueren, y que las pupas en las celdillas se vuelven marrones o negras.

Debido a su gran tamaño y a la presencia de las partículas víricas en la hemolinfa, la identificación se puede realiza con un microscopio óptico, a partir de muestras de hemolinfa procedentes de animales enfermos o muertos. En algunos casos se ha descrito la presencia de estas partículas víricas en animales sanos, sin ningún tipo de sintomatología.

La transmisión puede ser por vía alimentaria o por inoculación mediante la acción de un vector, que lo introduzca dentro del cuerpo de una abeja. La mayor incidencia de esta virosis se produce en primavera, remitiendo en el verano.

Virus alas opacas. 
Este virus se descubrió en extractos de abejas adultas que habían sido mantenidas en el laboratorio para estudiar otros virus.

Es un virus esférico muy pequeño (17 nm). El principal síntoma que presentan las abejas infectadas por este virus es la pérdida de la transparencia de las alas. Las partículas víricas se localizan en la cabeza y el tórax, pero desconocemos en qué tipo de tejidos se multiplica.

Los estudios realizados indican que este virus puede estar presente de forma inaparente en algunas colonias, infectando a la cría en desarrollo. En la naturaleza este virus presenta una baja incidencia y el nivel de infestación parece no estar asociado a la infestación por varroa

Virus X e Y. 
Los dos virus son muy parecidos y durante varios años se han confundido entre si. Afectan al tubo digestivo de las obreras adultas, los animales no muestran signos de infección y la transmisión se efectúa vía alimento. La principal diferencia entre ellos radica en la época del año en la que infectan a las abejas, el virus “X” las ataca usualmente en el invierno y el “Y” en primavera.

El virus “X” se descubrió en laboratorio en experimentos en los que se trabajaba con otros virus. No sabemos nada sobre la historia natural de este virus, excepto que se ha aislado en muestras de abejas adultas. No parece ser muy patógeno y su multiplicación es lenta, por lo que necesita de una alta longevidad o larga invernación de la colonia para desarrollar su acción.

Las partículas víricas no se multiplican cuando se inyectan en abejas adultas o pupas. Pero si lo hacen cuando se administran junto con el alimento a nodrizas jóvenes mantenidas a 30º C (no se multiplican cuando la temperatura ambiental es de 35º C).

Como ocurre con otros virus que afectan a las abejas, no existe una sintomatología especifica asociada a su acción. Sí sabemos que en condiciones de laboratorio reduce la esperanza de vida de las obreras.

El virus “Y” se aisló en laboratorio a partir de muestras de abejas adultas encontradas moribundas o muertas en el exterior de colonias a comienzo del verano. Su infectividad es similar a la del virus “X” cuando se administra con el alimento y si las abejas se mantienen a 30º C.

Aunque este virus puede infectar a las abejas jóvenes vía alimento, la mayoría de las infecciones se producen cuando el virus se administra vía alimento junto con esporas de Nosema apis.

Virus de las alas deformes.
El primer aislamiento de este virus se realizó a partir de muestras de abejas adultas, procedentes de colonias infestadas con Varroa destructor. Las colmenas estaban localizadas en Japón y por este motivo en un primer momento se denominó cepa Japonesa.

La sintomatología que puede desencadenar este virus se parece a la producida por Varroa destructor, por este motivo se pensó en un primer momento que los síntomas observados eran el resultado de la acción de varroa, y no debidos a un virus.

QUE SABEMOS DE LOS VIRUS EN LAS ABEJAS????? - WHAT DO WE KNOW ABOUT VIRUSES IN BEES ?????
El virus de las alas deformes se encuentra actualmente ampliamente distribuido y es frecuente encontrarlo en las colonias infestadas por el ácaro. Las abejas afectadas tienen un tamaño inferior al normal y las alas presentan deformidades o se encuentran atrofiadas.

Este virus puede afectar a las abejas adultas y la cría, además sabemos que V. destructor actúa como vector de transmisión entre insectos sanos y enfermos, y a la cría en desarrollo. Como ejemplo podemos citar que en muestras procedentes de dos colonias estadounidenses con un alto grado de parasitación encontraron este virus en el 92% de los ácaros, 100% de las obreras con alas deformes, 75% de las obreras aparentemente normales, 47% de los zánganos adultos, 92% de las pupas de obrera y 80% de las larvas.

Además de su presencia en la cría de obreras, y en las obreras y zánganos adultos. Se ha detectado este virus en las reinas, en la comida que se administra a las larvas, y en el esperma de los zánganos.

Los trabajos realizados no son concluyentes acerca de la patogenicidad o capacidad de producir una enfermedad por este virus. Probablemente no sólo sea el causante de deformidades en las alas de ciertos animales, sino que además seguramente reduce la esperanza de vida de las obreras y además esté implicado en la pérdida de animales y cría en momentos críticos.

Virus Kashmir. 
Este virus fue descubierto en 1974 en muestras de abejas de la especie Apis cerana procedentes del norte de la India.

Se considera como uno de los virus más virulentos, ya que unos cuantos virus inyectados en condiciones de laboratorio en abejas sanas pueden matarlas en pocos días, también causa la muerte en sólo 3 días de las pupas a las que se les inyectan 35 partículas víricas. También es importante indicar que se puede encontrar en muchas colonias sin producir síntomas evidentes. De hecho la infección de este virus nunca se ha asociado con la aparición de unos síntomas clínicos específicos.

La administración de alimento conteniendo este virus a las larvas en desarrollo no parece tener ningún efecto ya que los animales continúan su desarrollo y finalmente emergen como animales aparentemente sanos. Pero si en el laboratorio se les inyecta a las larvas una solución salina, proteínas extrañas, o son incubadas durante 3 días a 35º C, el virus se activa y multiplica, provocando la muerte de las abejas.

Varios investigadores opinan, basándose en los datos disponibles, que para que este virus manifieste síntomas en una colonia tiene que estar asociado a otra enfermedad (ej. varroasis o nosemosis). De hecho está comprobada su asociación a Varoa destructor tanto en estudios de campo como de laboratorio.

Virus de la parálisis lenta. 
Este virus se aisló accidentalmente cuando se estaba trabajando con el virus “X”. Cuando se inyecta a abejas adultas, los animales mueren a los 12 días. Un síntoma típico de la acción de este virus es que el día anterior a la muerte, o dos días antes, los animales sufren parálisis en los dos pares anteriores de patas.

El incremento en la incidencia de este virus se ha asociado al progreso de la varroasis. Probablemente la parasitación de las larvas por varroa y específicamente la actividad de alimentación del ácaro active la replicación del virus.

22 febrero 2018

BIOLOGÍA Y ANATOMÍA DEL ÁCARO VARROA - BIO-ANATOMY OF THE VARROA JACOBSONI.

BIO-ANATOMIA DE LA VARROA JACOBSONI - BIO-ANATOMY OF THE VARROA JACOBSONI.
La hembra es de color marrón rojizo ovalada y plana y de 1.1 a 1.6 milímetros con placas de quitina en la espalda (Fig. 1).

Tienen el vientre peludo con lo que se garantizan una óptima adherencia a la abeja.

Los ejemplares adultos tienen cuatro pares de patas en la región pectoral que les permite agarrarse y desplazarse ágil y sorpresivamente.

El primer par de patas porta los órganos sensoriales que también sirven de antenas. Ciega, trabaja con el sentido del tacto y olfato.




BIO-ANATOMIA DE LA VARROA JACOBSONI - BIO-ANATOMY OF THE VARROA JACOBSONI.
Fig. 1: Esquema de una hembra adulta en vista ventral (a la izquierda) y dorsal (arriba).


En la abeja adulta sólo se encuentran ácaros hembras ; el ejemplar macho es de color pálido a perlado, son menores de tamaño de 0.7 por 0.7 milímetros, tiene forma redondeada (Figura 2), no está quitinizado por lo que muere por desecación cuando la abeja hospedadora completa su desarrollo y sale al exterior y no se encuentran fuera de las celdas de cría. Tampoco se alimenta debido a que su aparato bucal está adaptado para fecundar a la hembra, los huevos miden 0.5 milímetros y son blancos, usualmente son encontrados en la base o en las paredes reproductoras de la abeja.

Biología de Varroa jacobsoni

BIO-ANATOMIA DE LA VARROA JACOBSONI - BIO-ANATOMY OF THE VARROA JACOBSONI.
Figura 2: Representación de la varroa macho.
El ciclo de vida de Varroa está íntimamente ligado con el ciclo de vida de la abeja mellifera; su reproducción y desarrollo está determinado por la cantidad y tipo de cría presente en la colonia de abejas; el ácaro muestra una notoria preferencia por las crías de zánganos, debiéndose esto a que existen mayores cantidades de hormonas juveniles que se encuentran en la hemolinfa o sangre de las abejas a una menor temperatura. Sin embargo cuando se carece en la colonia de cría de zángano, V. jacobsoni tiende a infestar crías de obreras donde se reproducirán y desarrollarán.

En el ciclo de vida de V. jacobsoni existen 2 fases; una es la fase forética, la cual es cuando el ácaro permanece sobre las abejas adultas, sean éstas zánganos u obreras y generalmente se les halla en el abdomen por debajo de los escléritos abdominales donde se sostienen de las membranas intersegmentales utilizando las patas y partes bucales.
La otra fase es la reproductiva que precisamente se da en las celdas de cría operculada.

La Varroa madre se reproduce exclusivamente en una celda de cría, generalmente después de un periodo forético; la entrada en la cría debe ocurrir a una edad de cría precisa, y constituye un punto crítico en la vida de Varroa.

Entrar demasiado temprano signfica para la futura Varroa madre, un riesgo importante de ser detectada y retirada por las abejas antes de la operculación de la cría, entrar tarde no le es posible ya que la cría es operculada; es decir, herméticamente cerrada a toda entrada o salida.

BIO-ANATOMIA DE LA VARROA JACOBSONI - BIO-ANATOMY OF THE VARROA JACOBSONI.
Figura 3: Ciclo de vida de la varroa.
Sabe exactamente cuando una celda de cría en su noveno día está a punto de ser operculada.
Ingresa en el momento exacto, se zambulle en la papilla y se esconde sin ser detectada por las abejas obreras, cuando la celda esta operculada entra en actividad, poniendo sus huevos mientras se produce la transición de larva a pupa.

Después de haberse alimentado sobre la abeja, la Varroa madre pone por primera vez 70 horas después de la operculación y queda inmóvil durante un minuto tocando la pared con su primer par de patas.

Cuando su primer huevo emerge por el orificio genital sitio cerca de la placa genitoventral, la Varroa madre lo mantiene contra la pared de la celda durante unos diez minutos con sus dos primeros pares de patas. Eso permitirá al joven Varroa tener sus patas orientadas rumbo al sustrato y caminar inmediatamente después de la eclosión del huevo. A lo máximo la Varroa madre pondrá 6 huevos, de esta manera con un intervalo medio de 30 horas.

En las celdas de obreras pone 6 huevos y en las de zángano 7; los que pasan por los estados de huevos, larvas, protoninfas, deutoninfas y adultas. Cuando la celda es infestada con una sola Varroa madre el apareamiento solo puede ocurrir entre el macho y sus hermanas, el macho se aparea con la primera hembra tan pronto cuando llegan a la fase adulta (9-10 días después de puesto el huevo) y lo repite hasta 9 veces; y así lo hace con las otras hembras.

Una Varroa hembra es fecundada únicamente en la celda donde nace, luego una parte del aparato genital se destruye; en las celdas donde el macho muere antes del apareamiento las hembras quedan infecundas para siempre y esto ocurre en un 10-46% en las celdas.

BIO-ANATOMIA DE LA VARROA JACOBSONI - BIO-ANATOMY OF THE VARROA JACOBSONI.

Posterior a la puesta de un huevo, se puede ver dentro de éste una larva, ésta se cambia en protoninfa (cuerpo esférico especialmente en las hembras); deutoninfa (la hembra tiene el cuerpo elipsoidal y aplastado de color blanco y finalmente se convierte en adulto); las hembras adultas joven tienen el cuerpo café claro, mientras las hembras mayores de 24 horas de edad y tiene el cuerpo café oscuro, la deutoninfa y el adulto macho se parecen a la protoninfa hembra, pero se distingue de ella por el cuerpo mas anguloso y de color verde. 

La salida de Varroa jacobsoni Oudemas se da cuando emerge la abeja de la celda, la cual trae consigo; la Varroa madre y su descendencia, en algunos casos parte de la descendencia se queda en la celda y la que sale trata de subir sobre las abejas; generalmente teniendo preferencia por abejas nodrizas.

Los ciclos reproductivos que cada hembra Varroa puede tener no se conocen pero artificialmente se conocen 7 ciclos.
El periodo de desarrollo o metamorfosis completa es de 5.5-7 días y el de las hembras 7.5 a 9 días.

La forma de alimentación dentro de la celda operculada se da mediante una punción que hace a la larva para extraerle la hemolinfa; esta punción la realizan los ácaros jóvenes y su madre.

La descendencia de la madre Varroa, ya estando maduras sexualmente requieren una alimentación adicional antes de poner su primer huevo, esto sucede entre 4 y 14 días en donde se montan en una abeja para punzarla y alimentarse; al alcanzar la madurez buscan una celda de 9 días y el proceso se reinicia.

BIO-ANATOMIA DE LA VARROA JACOBSONI - BIO-ANATOMY OF THE VARROA JACOBSONI.
Las pupas mueren y no concluyen su metamorfosis (Figura 4)
En cambio cuando la madre Varroa emerge de la celda junto con la debilitada abeja, busca una nueva celda a punto de ser operculada y el proceso se repite.

El periodo de vida de un ácaro de Varroa es de 3 a 6 meses, esto depende de la temporada y humedad en el interior de la colmena; con temperaturas entre 13-25º C y 50% humedad relativa las hembras viven menos de 24 horas, el acaro puede sobrevivir hasta 9 días sin alimentarse fuera de su huésped.

La expansión del ácaro generalmente se da por el pillaje, la deriva del ir y venir de los zánganos y la manipulación inadecuada de colmenas por parte del apicultor.

El efecto que produce la acción de Varroas sobre las larvas es la pérdida de peso, falta de vitalidad, muerte prematura, cuando la cría es parasitada por más de 8 ácaros, las pupas mueren y no concluyen su metamorfosis (Figura 4), y esto da lugar a que se manifiesten signos parecidos a la enfermedad de Loque Americana; por el hecho de que cuando las larvas mueren sufren un proceso de putrefacción desprendiendo un olor desagradable; sin embargo las abejas retiran los opérculos quedando en el fondo de las celdas, los excrementos de los ácaros que son fácilmente observables teniendo forma filamentosa de color blanco.”

24 septiembre 2017

EL IMPARABLE AVANCE DE LA VESPA VELUTINA.

Los apicultores gallegos reclaman más medios para luchar contra el avance de esta especie exótica invasora, presente ya en la práctica totalidad de Galicia.

Una mujer coloca una trampa casera contra las avispas velutinas en su finca
Una mujer coloca una trampa casera contra las avispas velutinas en su finca
Fue en 2012 cuando la presencia de esta especie invasora en algunas zonas del sur de Galicia hizo saltar todas las alarmas. Cinco años después, y pese a los esfuerzos de apicultores y administración, ni unos ni otros ocultan la realidad: la avispa velutina ha llegado para quedarse y su expansión por la Comunidad es ya imparable. 

Cada vez son más los concellos que sufren las consecuencias de esta plaga que ataca con especial virulencia a las abejas autóctonas, evitando que realicen con normalidad las labores de polinización, de las que dependen el 70% de los cultivos para consumo humano. «Podríamos decir que está prácticamente fuera de control, porque salvo algunas zonas, está extendida por todo el territorio excepto en lugares fríos o algunas zonas de la montaña de Orense», explica en conversación con ABC, Xesús Asorey, presidente de la Asociación Galega de Apicultores (AGA).

Según este colectivo, las velutinas encontraron en Galicia «el clima idóneo para reproducirse», la ausencia de un depredador que impidiese su avance y «comida suficiente» para instalarse en la Comunidad, restándole espacio a las abejas gallegas. Como resultado, AGA cifra en torno a un 30-40% las pérdidas en la producción apícola derivadas de la presencia de esta especie exótica invasora, lo que ha llevado a los productores a instalar todo tipo de sistemas y trampas caseras para reducir los estragos de la avispa asiática en sus apiarios. 

«Cada uno por su cuenta inventa un sistema para capturarlas, hay quien rellena frascos con algún líquido atrayente para que vayan ahí pero se captura una cantidad muy pequeña. Es como intentar vaciar el océano a cubos», explica Xesús Asorey.

Tras meses de investigaciones, la asociación que preside ha logrado aplicar un novedoso sistema perfeccionado por apicultores e investigadores gallegos que se ha revelado como «muy eficaz» para proteger las colmenas frente a la velutina. Se trata de la conocida como arpa eléctrica, una estructurade protección que, gracias a la corriente, permite mantener alejadas a las avispas asiáticas mientras las abejas autóctonas realizan su actividad con normalidad. Desde AGA se muestran «muy satisfechos» con sus efectos, hasta el punto que ya han difundido en su página web una guía para que los apicultores elaboren de forma artesanal trampas de este tipo.

No obstante, todas las organizaciones involucradas en la lucha contra el avance de la velutina recuerdan que este tipo de métodos «son insuficientes» y es preciso un mayor compromiso de las administraciones para intentar reducir la incidencia de esta especie invasora en las colmenas gallegas. 

En el caso de la plataforma «Stop velutina», su portavoz, Laura García, reclama la creación de un «organismo único» en el que tengan voz apicultores, fruticultores, expertos universitarios y otros colectivos implicados para estudiar en conjunto las medidas a aplicar ante esta amenaza. Además, la portavoz de la asociación incide en la importancia de apostar por la rama investigadora de cara a encontrar «algún tipo de feromona, hongo o batería respetuosa con el medio ambiente» para frenar el avance de esta especie invasora a través de la lucha biológica. 

Una lucha para la que, señala, hace falta una mayor dotación presupuestaria de la que existe en la actualidad. «Le pedimos a la Xunta que se ponga las pilas en la firma de convenios con las universidades. Sabemos que existen acuerdos para el intercambio de información, pero eso no es suficiente, hay dotar de fondos a los laboratorios para que estudien esta especie de la que prácticamente no sabemos nada», asegura.
Implicación social

En todo caso, tanto desde la Asociación Galega de Apicultura como desde la plataforma Stop Velutina explican que la amenaza que supone la presencia de la avispa asiática no debe enfocarse solo como una problemática agropecuaria o ganadera, ya que se trata de una cuestión «de gran dimensión medioambiental» que afecta directamente a buena parte de los alimentos que tomamos en nuestro día a día.

«Es una cuestión social y la implicación debe ser muy amplia. Tiene que participar toda la sociedad, los niños en las escuelas. Solo de esta manera se podrá reducir el número de nidos», concluye Xesús Asorey.

By: ZORAIDA RIAL - @ABCenGalicia 

08 septiembre 2017

Producción de miel cae un 50% en Aragón (España) por el ácaro Varroa.

El año 2017 no pasará a la historia de la apicultura como uno de los mejores por la presencia y la mayor resistencia a los tratamientos que está mostrando el ácaro Varroa, tras 30 años de presencia en las colmenas y en las abejas.

Este ácaro es la causa de la menor producción de miel esta campaña en la comunidad aragonesa en la que se prevé que se recojan alrededor de 100.000 kilos. Una nueva amenaza que pone en jaque al sector al dificultar la viabilidad de las explotaciones apícolas dentro de un contexto de bajos precios y la elevada importación de miel de terceros países.

Una afección que es la principal causa de que la producción de miel en la comunidad aragonesa se reduzca prácticamente en un 50%, de manera que se pasará de una media de 200.000 kilos en anteriores campañas a alrededor de 100.000 kilos de acuerdo con las primeras estimaciones, según ha explicado Pedro Manuel Loscertales, responsable del sector apícola de UAGA-COAG, a elEconomista.es

La situación dentro de Aragón no es igualitaria. En Zaragoza y Huesca la afección se calcula en una merma de producción del 50%, porcentaje que se eleva hasta el 75% en el caso de la provincia turolense.

La pérdida de producción no es el único problema al que tienen que hacer frente los apicultores. "Nos quedamos sin producción y se pierden abejas porque mueren o el ácaro las debilita y no pueden recolectar el polen y realizar sus funciones adecuadamente", ha añadido David Rocafull, también responsable del sector Apícola en UAGA-COAG, en declaraciones a elEconomista.es

El ácaro Varroa se detectó aproximadamente el año 1986, pero los tratamientos no están siendo efectivos para erradicarlo y tan solo se ha conseguido minorar su presencia en algunos casos, aunque este año "la situación es crítica", ha afirmado Pedro Manuel Loscertales.

Una opinión que también comparte David Rocafull: "este año está fuera de lo normal. Se ha descontrolado. Nos afecta bastante porque vivimos de ello". De hecho, hay explotaciones apícolas en las que no se va a recoger ni un solo kilo de miel.

Entre las principales causas de la mayor afección este año están los efectos del cambio climático, que favorecen la propagación del ácaro y que está también contribuyendo a introducir modificaciones en las floraciones y en la propia vida de las abejas, así como la falta de nuevos tratamientos y que garanticen una mayor efectividad para combatir este ácaro.

En España, en la actualidad, solo hay tres productos en el mercado, pero de tanto usarlos se quedan sin efecto y se están creando resistencias. Ante esta situación, los apicultores piden que se impulse la investigación para desarrollar nuevos tratamientos y también que se puedan autorizar otros productos que ya se están empleando en otros países europeos.

El ácaro varroa es hoy en día el principal problema que tienen los apicultores dentro de un contexto que no es favorable para la apicultura, que lleva años soportando la caída de precios y la competencia con otras mieles importadas de terceros países.

Una situación que, sumada a la baja producción, está dificultando la viabilidad de las explotaciones apícolas y que los apicultores tengan poco margen de beneficio. Por ejemplo, la producción de un kilo de miel de milflores cuesta 2,60 euros, mientras que se paga entre 3 euros o 3,50 euros el kilo.

"No hay medidas para mantener la apicultura" -afirma Pedro Manuel Loscertales-, quien añade que "las ayudas van decreciendo". De hecho, en el sector se ha producido un recorte de las ayudas agroambientales a las que los apicultores podían acogerse por polinización.

De momento, se están dando algunos pasos presentando alegaciones a los préstamos por sequía que se van a conceder para que los apicultores puedan acogerse porque "también nos afecta la sequía. La medida es buena y nos ayudaría un poco, pero lo principal es tener productos adecuados. Lo demás son parches", según David Rocafull.

By: EVA SERENO (ZARAGOZA)

01 septiembre 2017

ESTUDIO: HUMO DE ORÉGANO PARA COMBATIR VARROA - STUDY: SMOKE OF ORÉGANO TO COMBAT VARROA.

Científicos del Instituto Politécnico Nacional (IPN), en Durango, comprobaron que el humo producido con tallos del orégano puede proteger a las colmenas productoras de miel porque ayuda a disminuir las poblaciones del ácaro varroa (Varroa destructor), parásito causante de la varrosis en las abejas, una de las plagas más devastadoras.

ESTUDIO: HUMO DE ORÉGANO PARA COMBATIR VARROA.
Los investigadores han seguido esta línea de investigación desde hace más de una década. 

En 2008 publicaron algunos resultados en el estudio del empleo de aceite de orégano (Lippia graveolens) para el control de varroa, parásito de las abejas. 

En esa investigación comenzaron a realizar estudios en laboratorio sobre el uso de algunas sustancias vegetales que pudieran generar repelencia del ácaro varroa, principalmente para que no se adhiera a las crías de las abejas. 

En su etapa más reciente de estudio, los investigadores del Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional (CIIDIR), del IPN, hicieron experimentos en 28 colmenas en las que usaron el humo del orégano y midieron una reducción en los ácaros que matan a las abejas, identificando la reducción de los parásitos invasores de abejas.

Los resultados se publicaron en el estudio “Evaluación del humo de orégano (Lippia graveolens HBK) como alternativa para el control de varroa destructor”, cuyos autores Martha Celina González Güereca, Isaías Chaírez Hernández y Gerardo Pérez Santiago, quienes explicaron que el parásito que se logró controlar fue identificado desde el año 2000 como una de las principales amenazas para la superviviencia de las colonias de abejas porque ataca a las crías. 

Ese ácaro no sólo daña por sí mismo sino por ser portador de virus, hongos y bacterias que debilitan y acaban las colmenas.

ESTUDIO: HUMO DE ORÉGANO PARA COMBATIR VARROA.Los científicos indicaron que el orégano mexicano es una planta que tiene diversas propiedades ya que contiene aceites esenciales ricos en timol y carvacol.

Se utiliza en el sector industrial en las áreas de alimentos, cosméticos y fármacos.

En la medicina naturista y tradicional se emplea principalmente para problemas de las vías respiratorias y de la menstruación; posee propiedades antibacterianas y fungicidas, además de que se le considera como un potente insecticida y acaricida.


En Durango, la planta se colecta en época de lluvia, cuando está en plena floración, porque sus aceites esenciales están más concentrados.

Las plantas se secan extendidas en zonas abiertas, posteriormente separan la hoja del tallo, mediante paleado, y posteriormente la encostalan.

Se estima que entre 50 y 70 por ciento del peso total de la mata corresponde al tallo, que se desecha en el campo o se incinera y arde fácilmente debido a la concentración de aceites que contiene.

Los especialistas llevaron a cabo sus estudios dos temporadas estacionales previas a las cosechas de primavera y otoño de 2015. Seleccionaron 28 colmenas en tres apiarios de la entidad con base en la accesibilidad a los caminos, la disponibilidad de los apicultores y los controles del ácaro que ellos emplean.

Ahí, determinaron que los desechos de los tallos de orégano se utilizan como combustible en los ahumadores, como fumigante natural, y son una alternativa complementaria para mantener las poblaciones del ácaro en bajos niveles, antes y después de la cosecha de miel, lo cual se refleja en un incremento en la elaboración de los distintos productos de la abeja.

En el año 2006, antes de estas investigaciones con humo de orégano en Durango, la investigadora Rebeca González Gómez, de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur-Conacyt), había reportado estudios para controlar la varroa que afecta a las abejas, pero usando una planta conocida popularmente como Nim (Azadirachta indica), que también daba buenos resultados en el control de la varroa.

En estos antecedentes se apoyaron los estudios politécnicos para uso de sustancias vegetales para protección de las abejas.

17 agosto 2017

APICULTORES CHILENOS MARCHARON EN PROTESTA POR MORTANDAD DE ABEJAS.

APICULTORES MARCHARON AL CONGRESO PARA EXIGIR MEDIDAS POR MORTANDAD DE ABEJAS.

APICULTORES CHILENOS MARCHARON EN PROTESTA POR MORTANDAD DE ABEJAS.

El 16 de Agosto, la manifestación organizada por Apivalpo llegó hasta la parte posterior del Congreso donde los dirigentes denunciaron la muerte de cientos de colmenas.

Una marcha pacífica realizaron este miércoles los apicultores de la Región de Valparaíso para protestar por la muerte de abejas que provocan los químicos usados en la agricultura y pedir medidas a los parlamentarios.

La manifestación organizada por Apivalpo comenzó a las 10 de mañana en la Plaza Victoria y llegó hasta la parte posterior del Congreso donde los dirigentes informaron que durante los últimos dos meses solo en la comuna de Cabildo hay registro de cientos de colmenas arrasadas por los químicos.

Melissa Pizarro, secretaria de Apivalpo AG, explicó que en el Senado se está discutiendo un proyecto de ley que no los representa y que fue formulado sin la opinión del gremio. Según dijo, la iniciativa no protege a los apicultores ante las aplicaciones de los agroquímicos.

APICULTORES CHILENOS MARCHARON EN PROTESTA POR MORTANDAD DE ABEJAS.

Agregó que la legislación actual, formulada hace 50 años, quedó obsoleta en cuanto al uso adecuado de los agroquímicos, porque si bien son productos autorizados, su efecto es mortal para las colonias de abejas.

Sobre la importancia de estos insectos, comentó que son responsables de casi el 80 por ciento de la alimentación, lo que los convierte en un rubro estratégico de la agricultura. Además, dijo que son el sustento para muchas familias y afirmó que “son fundamentales para mantener el equilibrio del ecosistema”, añadió.


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11 agosto 2017

LOS APICULTORES DE EXTREMADURA LE DECLARAN LA GUERRA A LOS ABEJARUCOS.

Los apicultores extremeños declaran la guerra a una de las aves más bellas de Europa.


El abejaruco es una de las aves más bellas de Europa, si no la que más. Yo no me canso nunca de admirar sus colores tropicales (rojos, amarillos, verdes, azules), su silueta aerodinámica, su reclamo de silbato inconfundible, sus garabatos en el aire. El nombre castellano de este pájaro lo dice todo. Es un especialista en el consumo de abejas, aunque también se alimenta de otros insectos voladores. Para los amantes de la naturaleza es la alegría de los campos españoles, pero para algunos apicultores son un problema pues se come algunas de sus abejas. ¿Tantas como para arruinarles?

Los apicultores de ASAJA en Extremadura piensan que sí. Y contra toda lógica, la Administración autonómica acaba de anunciar que permitirá disparar a las aves (aunque sea de forma disuasoria) o que se empleen redes de captura con riesgo de muerte para ellas. Algo completamente desproporcionado pues el abejaruco es una especie protegida con tendencias negativas en su población.

Asaja Extremadura denuncia que la masiva presencia de abejarucos, unido a la sequía, está provocando en la actual campaña pérdidas de hasta el 60% de la producción habitual de miel de los apicultores extremeños.

Por ello, la organización agraria ASAJA ha instado a la Junta de Extremadura, a través de un comunicado de prensa, a elegir “entre seguir protegiendo al abejaruco o proteger a los apicultores”. Paulino Marcos, presidente de la sectorial de apicultura de Asaja Extremadura, ha asegurado: “Estamos completamente indefensos y desprotegidos porque no podemos actuar contra esta especie invasora que está aniquilando nuestra colmenas”.

Sin embargo, la ciencia desmiente a los apicultores. En primer lugar, el abejaruco no es una especie invasora. Como las golondrinas o los vencejos, son aves autóctonas que crían en España pero pasan el invierno en el centro de África.

Por otro lado, estudios de las universidades de Murcia y Extremadura, así como otros encargados por el Ministerio de Medio Ambiente para conocer el impacto del abejaruco sobre las colmenas de abejas, demuestran que el impacto es mínimo.

Según SEO/BirdLife, las conclusiones de estos trabajos científicos son claras: la depredación de los abejarucos sobre las colmenas es puntual, temporal y no supone un riesgo para la viabilidad de las mismas, ya que apenas consumen un 2% de las abejas, que de forma natural regeneran las propias colmenas. Además, esta interacción se produce principalmente durante las concentraciones e inicio de la migración del abejaruco en agosto, con lo que se pueden aplicar medidas temporales de protección como las descritas.

El problema son los pesticidas y no las aves

“No podemos entender la posición de ASAJA solicitando medidas, tan contundentes como simplistas, contra una especie protegida cuando hace apenas unos meses clamaba por la liberalización del uso de biocidas en las explotaciones. Y ese es uno de los principales problemas—que no el único— de las abejas, como lo demuestran recientes estudios publicados en la revista Science, en los que se pone de manifiesto que los neonicotinoides (clotianidina, tiametoxam e imidacloprid) resultan letales para todo tipo de abejas y sus efectos pueden verse prolongados en el tiempo”, ha declarado Carmen Ibarlucea, coportavoz de EQUO en Extremadura.

En este mismo sentido, el Parlamento Europeo, en su Comisión de Medio Ambiente, ha propuesto la eliminación de dichas sustancias en base a una evaluación realizada por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria.

“El problema que está acabando con las abejas, por tanto, no es el abejaruco, sino una combinación de factores, como el cambio climático, las enfermedades como la varroa, y el uso indiscriminado de sustancias tóxicas en el medio natural. Abejas y abejarucos llevan miles de años conviviendo en perfecto equilibrio sin ningún problema”, concluye Ibarlucea.

En esta misma línea se ha manifestado SEO/BirdLife, para quien no tiene sentido que los apicultores pidan que se les deje espantar a los abejarucos con medidas ya demostradas como ineficaces, mientras no dicen nada sobre la aplicación de pesticidas en cultivos de toda la región. “Resulta más fácil culpar a las aves que vuelan sobre las colmenas que al invisible veneno que las abejas reciben en los campos, pero eso no solucionará los problemas de los apicultores extremeños”, puntualiza Marcelino Cardalliaguet, delegado de SEO/BirdLife en Extremadura.

Desde EQUO afirman que los abejarucos no solo capturan abejas, sino multitud de otros insectos voladores (escarabajos, libélulas, avispas…) y que si se pretende evitar el impacto negativo de su presencia sobre los colmenares, “existen soluciones sencillas, como el sombreo de las colmenas, las redes laterales y los aportes de agua en las inmediaciones de los refugios, que no solo disminuyen notablemente las interacciones con el abejaruco, sino que facilitan la termorregulación del colmenar. Estos dispositivos pueden ser fijos o móviles, dependiendo de que las colmenas sean estantes o trashumantes”.

El partido ecologista, hace un llamamiento a la Administración para que, lejos de posturas maximalistas, aborde el problema de la conservación de las abejas, utilizando criterios científicos y objetivos que contribuyan a preservar la biodiversidad, en la que las abejas resultan una pieza clave, y a hacer sostenibles las producciones apícolas de la región.


29 junio 2017

Experimentos confirman insecticidas nocivos para las abejas.

Uno de los estudios demostró que las abejas obreras y las reinas de las colmenas morían antes en contacto con neonicotinoides

Dos de los principales experimentos efectuados hasta ahora en la naturaleza en Europa y Canadá han confirmado la nocividad de los insecticidas agrícolas neonicotinoides para las abejas y otros polinizadores expuestos.

Uno de los estudios demostró que las abejas obreras y las reinas de las colmenas morían antes en contacto con neonicotinoides
Los resultados de dichos estudios, publicados este jueves en la revista estadounidense Science, revelan también que el medio ambiente local y el estado de salud de las colmenas pueden modular los efectos de los neonicotinoides, conocidos como pesticidas "asesinos de abejas" y ampliamente utilizados en la agricultura.

Estas sustancias químicas, que actúan sobre el sistema nervioso de los insectos, tienen "efectos netamente perjudiciales" en estos polinizadores esenciales, particularmente en una neta reducción de su reproducción y en un fuerte aumento de su mortalidad, concluyen estos trabajos financiados en parte por el grupo alemán Bayer y el suizo Syngenta.

El primer experimento fue realizado sobre un total de 3.000 hectáreas en Reino Unido, Alemania y Hungría, y los investigadores constataron que una exposición de las abejas a cosechas de colza cuyas semillas habían sido tratadas con dos de los neonicotinoides utilizados en agricultura, reducía la tasa de supervivencia de las colmenas en invierno en Hungría y Reino Unido.

En las abejas alemanas se constataron menos efectos negativos.

Uno de los estudios demostró que las abejas obreras y las reinas de las colmenas morían antes en contacto con neonicotinoides

Según Ben Woodcock, un entomólogo del Centro para la Ecología y la Hidrología (CEH) de Gran Bretaña y autor principal de este estudio, las diferencias de impacto de estos insecticidas en la viabilidad de las colmenas de los tres países podría explicarse por el acceso a plantas que no hayan sido tratadas y al estado de salud de las colonias. Así, en Alemania, las colmenas tenían mayores poblaciones en buena salud y más acceso a un largo abanico de flores salvajes para libar.

El segundo experimento fue efectuado en Canadá y mostró que las abejas obreras y las reinas de las colmenas morían antes en contacto con neonicotinoides y que la salud de las colonias se había debilitado.

"La cuestión de la verdadera exposición de las abejas a los insecticidas es controvertida y suscita un debate desde hace tiempo", señaló Amro Zayed, biólogo de la británica Universidad de York y principal autor de ese estudio.

Tras estos estudios "no podemos seguir afirmando que los neonicotinoides en la agricultura no perjudican a las abejas", concluyó David Goulson, profesor de biología de la universidad británica de Sussex.

22 junio 2017

Muerte de abejas, impacto en la producción.

Llama la atención que a las llamadas de alerta iniciadas hace ya casi un lustro, el tema de la muerte de abejas sea preocupación para la Asociación Mexicana de Secretarios de Desarrollo Agropecuario (AMSDA).

Como es sabido, la muerte de estos insectos maravillosos afecta la producción agrícola y el medio ambiente, en particular la producción de miel.

Muerte de abejas, impacto en la producción.

De entrada y ojalá más allá de la retórica, el Programa Nacional para el Fortalecimiento de la Producción de Miel anunció que destinará recursos por 280 millones de pesos. El presidente de la AMSDA, Héctor Padilla Gutiérrez se pronunció el 20 de mayo, Día Mundial de las Abejas, por atender la muerte masiva de abejas.

Para ello, propuso “buscar la generación de tecnologías agrícolas que no afecten el medio ambiente”. La preocupación resulta relevante por los alcances sociales del fenómeno: En el país, de la apicultura “viven 200 mil familias que se ubican en las zonas más vulnerables del país y que estos insectos son los que polinizan cultivos comerciales y plantas silvestres, necesarias para la conservación del medio ambiente”.

En su calidad de presidente de la AMSDA, reconoció que las medidas implementadas por el Gobierno Federal para impulsar esta actividad son multiplicadas por los gobiernos estatales a través de sus secretarios de desarrollo agropecuario.

Este sector productivo, el apícola, anualmente genera “un valor superior a los dos mil 500 millones de pesos con más de 70 mil toneladas de miel reconocida a nivel mundial por su calidad y sabor”. Un dato significativo es que un 80 por ciento de la producción de miel en México está a cargo de mujeres.

Entre las causas de muerte de las abejas se ubica al cambio climático y al abuso de agroquímicos en el campo, factores que debe revertirse sin duda no sólo en aras de la producción nacional, sino de la estabilidad mundial de la población de abejas, ya que de acuerdo a un informe de las Naciones Unidas se especifica que 40 por ciento de la población de especies polinizadoras, principalmente abejas y mariposas, están en peligro de extinción.

12 junio 2017

QUE SABEMOS DE LOS VIRUS EN LAS ABEJAS????? - WHAT DO WE KNOW ABOUT VIRUSES IN BEES ?????

La transmisión de virus en forma vertical es la que se realiza de los parentales a la descendencia, la horizontal entre los habitantes de la colonia.

Antes de continuar  queremos dejar muy claro que no existen tratamientos efectivos y que lo único que podemos hacer es tomar medidas preventivas, como son evitar la deriva y el pillaje, eliminar las colmenas débiles y mantener en las colonias unos niveles bajos de infestación por varroa. Tampoco entra dentro de nuestros objetivos realizar la descripción de todos los virus que pueden afectar a las abejas melíferas, sino que pensamos que resulta más adecuado describir los que pueden presentar una mayor incidencia o causar problemas más importantes.

El de mayor incidencia actualmente parece ser el virus de la parálisis crónica (V.P.C.) también conocido como del "mal negro".

Virus de la parálisis crónica (V.P.C.) 
Fue citado por primera vez en el año 1933 y varios investigadores piensan que pudo ser el causante de una mortandad masiva de abejas que se produjo en la isla de Wight (Inglaterra) que recibió la denominación de "enfermedad de la isla de Wight".

Este virus es frecuente en colonias en las que las abejas están confinadas durante largos períodos de tiempo.

QUE SABEMOS DE LOS VIRUS EN LAS ABEJAS????? - WHAT DO WE KNOW ABOUT VIRUSES IN BEES ?????
En el síndrome tipo I o de la parálisis, las abejas afectadas presentan temblores en las alas y el cuerpo, no pueden volar y se arrastran por el suelo o cerca de la piquera, a veces en masas de cientos de individuos. Estos síntomas también se pueden atribuir a las infecciones provocadas por Nosema apis, Malpighamoeba mellificae o Acarapis woodi.

En muchos casos el abdomen de los animales se encuentra hinchado (debido a una distensión del buche de la miel) y pueden presentar diarreas. Las abejas enfermas suelen morir a los pocos días de la aparición de los síntomas. También las colonias con una afectación severa pueden colapsar, particularmente durante el verano.

En el síndrome tipo II o de las ladronas negras, las abejas van adquiriendo una coloración negra brillante y un aspecto grasiento. Aunque al principio pueden volar, cuando vuelven a las colmenas no son reconocidas por las guardianas y se les niega el acceso, por lo que en algunos casos los apicultores piensan que son abejas procedentes de otras colmenas que se están dedicando al pillaje. En pocos días pierden la capacidad de volar, comienzan a temblar y mueren rápidamente.

Los síndromes son causados por un virus ARN de forma elipsoide y de tamaño variable, que se multiplica en los tejidos del sistema nervioso de las abejas. La principal vía de contagio parece ser a través de las heridas que se producen en los cuerpos de las abejas, o a través de las quetas rotas. Las quetas o "pelos" que recubren el cuerpo de las abejas no son estructuras muertas, su interior se encuentra vivo y en contacto con la hemolinfa. Las abejas paralizadas tienen sus excrementos contaminados con este virus y la retirada de los mismos puede actuar como vía de contagio.

Aunque la parálisis es una enfermedad que afecta a las abejas adultas, ocasionalmente las pupas pueden verse afectadas. No se ha demostrado que Varroa destructor actúe como vector de transmisión de este virus, por lo tanto su papel en la diseminación de este agente patógeno debe de ser en todo caso pequeño.

Este virus se encuentra muy extendido, produciendo generalmente un debilitamiento paulatino de las colonias, aunque sin que estas lleguen a sucumbir a la acción del virus. En algunos lugares puede ser endémico, como parece ocurrir en la isla de La Palma. En un estudio realizado en los años 90 se encontró que más del 75% de las muestras de abejas muertas recolectadas en primavera y comienzos del verano, contenían altas concentraciones de partículas víricas.

Su incidencia es alta y en algunos casos se ha comprobado que está presente en abejas aparentemente sanas. Los brotes más virulentos se suelen presentar en primavera o verano, y cada vez toma más fuerza la idea de que este y otros virus se encuentran permanentemente en las poblaciones de abejas, sin que los animales presenten ningún tipo de sintomatología, y sin desencadenar su acción patógena hasta que algún factor ambiental "dispare" su acción

Virus de la parálisis aguda (V.P.A.) 
Su descubrimiento se realizó en el laboratorio cuando se analizaban muestras de abejas que presentaban síntomas de estar infectadas por el virus de la parálisis crónica (V.P.C.).

La sintomatología que pueden desencadenar los dos virus suelen ser similares. Si se inoculan en abejas sanas producen temblores y parálisis a los pocos días de su inoculación. La diferencia radica en que las abejas inoculadas con el virus de la parálisis aguda mueren antes que las inoculadas con el de la parálisis crónica.

Su presencia en las colmenas no se asocia en la mayoría de los casos a la aparición de ninguna sintomatología específica, debido probablemente a su reproducción en tejidos no imprescindibles para el mantenimiento de la actividad vital, o bien a que su tasa reproductiva sea baja.

El virus de la parálisis aguda puede llegar a exterminar un colmenar, pero lo más frecuente es que la sintomatología que desencadena su acción aparezca bruscamente, mate algunas colonias y debilite otras, produciéndose a continuación una lenta recuperación.

Sabemos que este virus se acumula en la cabeza, cerebro y glándulas hipofaríngeas de las abejas. Los excrementos también pueden contener partículas víricas infecciosas. En la naturaleza podría ser diseminado de forma inaparente vía secreciones de las glándulas salivares y/o el alimento que las abejas mezclan con estas secreciones.

La máxima incidencia ocurre en los periodos de máxima actividad en la colmena y especialmente hacia la mitad del verano, coincidiendo con un fuerte desplome de la población de abejas. Para su transmisión y ataque “virulento” parece requerir de un vector (organismo) que lo transporte y lo inocule a las abejas, este vector en puede ser Varroa destructor o Acarapis woodi. De hecho hasta la propagación de varroa por todo el planeta este virus nunca fue detectado de forma serológica en las abejas adultas o en la cría, tampoco nunca se asoció a síntomas de enfermedad o a la muerte de las colonias.

Experimentos realizados en laboratorio han demostrado que las hembras adultas de Varroa destructor pueden actuar como vectores transmisores de este virus a las pupas en desarrollo, pero afortunadamente parece ser que el virus no se puede replicar en los tejidos del ácaro.

Varios estudios realizados en Europa indican que este virus es más frecuente encontrarlo a finales del verano o principios del otoño en colonias infectadas con varroa, coincidiendo con el pico reproductivo del ácaro. Este hecho apoya la hipótesis que propone que el ácaro tiene un papel importante en la transmisión del virus

Virus filamentoso. 
La sintomatología que desencadenaba en algunos casos (abejas arrastrándose en el suelo debajo de la piquera), era similar a la que presentaban abejas supuestamente atacadas por rickettsias. 

Este virus es único de tipo ADN que infecta de forma natural a las abejas. Además generalmente se considera el menos virulento de todos los conocidos, multiplicándose principalmente en los tejidos del cuerpo graso y en el ovario de las abejas adultas. Aunque sea catalogado como poco virulento, en algunos casos se ha citado como responsable de episodios de severa mortalidad.

La sintomatología que presentan los animales puede ser confundida con la producida por otros procesos patológicos, debido a que los síntomas más evidentes son que las abejas se arrastran y se mueren, y que las pupas en las celdillas se vuelven marrones o negras.

Debido a su gran tamaño y a la presencia de las partículas víricas en la hemolinfa, la identificación se puede realiza con un microscopio óptico, a partir de muestras de hemolinfa procedentes de animales enfermos o muertos. En algunos casos se ha descrito la presencia de estas partículas víricas en animales sanos, sin ningún tipo de sintomatología.

La transmisión puede ser por vía alimentaria o por inoculación mediante la acción de un vector, que lo introduzca dentro del cuerpo de una abeja. La mayor incidencia de esta virosis se produce en primavera, remitiendo en el verano.

Virus alas opacas. 
Este virus se descubrió en extractos de abejas adultas que habían sido mantenidas en el laboratorio para estudiar otros virus.

Es un virus esférico muy pequeño (17 nm). El principal síntoma que presentan las abejas infectadas por este virus es la pérdida de la transparencia de las alas. Las partículas víricas se localizan en la cabeza y el tórax, pero desconocemos en qué tipo de tejidos se multiplica.

Los estudios realizados indican que este virus puede estar presente de forma inaparente en algunas colonias, infectando a la cría en desarrollo. En la naturaleza este virus presenta una baja incidencia y el nivel de infestación parece no estar asociado a la infestación por varroa

Virus X e Y. 
Los dos virus son muy parecidos y durante varios años se han confundido entre si. Afectan al tubo digestivo de las obreras adultas, los animales no muestran signos de infección y la transmisión se efectúa vía alimento. La principal diferencia entre ellos radica en la época del año en la que infectan a las abejas, el virus “X” las ataca usualmente en el invierno y el “Y” en primavera.

El virus “X” se descubrió en laboratorio en experimentos en los que se trabajaba con otros virus. No sabemos nada sobre la historia natural de este virus, excepto que se ha aislado en muestras de abejas adultas. No parece ser muy patógeno y su multiplicación es lenta, por lo que necesita de una alta longevidad o larga invernación de la colonia para desarrollar su acción.

Las partículas víricas no se multiplican cuando se inyectan en abejas adultas o pupas. Pero si lo hacen cuando se administran junto con el alimento a nodrizas jóvenes mantenidas a 30º C (no se multiplican cuando la temperatura ambiental es de 35º C).

Como ocurre con otros virus que afectan a las abejas, no existe una sintomatología especifica asociada a su acción. Sí sabemos que en condiciones de laboratorio reduce la esperanza de vida de las obreras.

El virus “Y” se aisló en laboratorio a partir de muestras de abejas adultas encontradas moribundas o muertas en el exterior de colonias a comienzo del verano. Su infectividad es similar a la del virus “X” cuando se administra con el alimento y si las abejas se mantienen a 30º C.

Aunque este virus puede infectar a las abejas jóvenes vía alimento, la mayoría de las infecciones se producen cuando el virus se administra vía alimento junto con esporas de Nosema apis.

Virus de las alas deformes.
El primer aislamiento de este virus se realizó a partir de muestras de abejas adultas, procedentes de colonias infestadas con Varroa destructor. Las colmenas estaban localizadas en Japón y por este motivo en un primer momento se denominó cepa Japonesa.

La sintomatología que puede desencadenar este virus se parece a la producida por Varroa destructor, por este motivo se pensó en un primer momento que los síntomas observados eran el resultado de la acción de varroa, y no debidos a un virus.

QUE SABEMOS DE LOS VIRUS EN LAS ABEJAS????? - WHAT DO WE KNOW ABOUT VIRUSES IN BEES ?????
El virus de las alas deformes se encuentra actualmente ampliamente distribuido y es frecuente encontrarlo en las colonias infestadas por el ácaro. Las abejas afectadas tienen un tamaño inferior al normal y las alas presentan deformidades o se encuentran atrofiadas.

Este virus puede afectar a las abejas adultas y la cría, además sabemos que V. destructor actúa como vector de transmisión entre insectos sanos y enfermos, y a la cría en desarrollo. Como ejemplo podemos citar que en muestras procedentes de dos colonias estadounidenses con un alto grado de parasitación encontraron este virus en el 92% de los ácaros, 100% de las obreras con alas deformes, 75% de las obreras aparentemente normales, 47% de los zánganos adultos, 92% de las pupas de obrera y 80% de las larvas.

Además de su presencia en la cría de obreras, y en las obreras y zánganos adultos. Se ha detectado este virus en las reinas, en la comida que se administra a las larvas, y en el esperma de los zánganos.

Los trabajos realizados no son concluyentes acerca de la patogenicidad o capacidad de producir una enfermedad por este virus. Probablemente no sólo sea el causante de deformidades en las alas de ciertos animales, sino que además seguramente reduce la esperanza de vida de las obreras y además esté implicado en la pérdida de animales y cría en momentos críticos.

Virus Kashmir. 
Este virus fue descubierto en 1974 en muestras de abejas de la especie Apis cerana procedentes del norte de la India.

Se considera como uno de los virus más virulentos, ya que unos cuantos virus inyectados en condiciones de laboratorio en abejas sanas pueden matarlas en pocos días, también causa la muerte en sólo 3 días de las pupas a las que se les inyectan 35 partículas víricas. También es importante indicar que se puede encontrar en muchas colonias sin producir síntomas evidentes. De hecho la infección de este virus nunca se ha asociado con la aparición de unos síntomas clínicos específicos.

La administración de alimento conteniendo este virus a las larvas en desarrollo no parece tener ningún efecto ya que los animales continúan su desarrollo y finalmente emergen como animales aparentemente sanos. Pero si en el laboratorio se les inyecta a las larvas una solución salina, proteínas extrañas, o son incubadas durante 3 días a 35º C, el virus se activa y multiplica, provocando la muerte de las abejas.

Varios investigadores opinan, basándose en los datos disponibles, que para que este virus manifieste síntomas en una colonia tiene que estar asociado a otra enfermedad (ej. varroasis o nosemosis). De hecho está comprobada su asociación a Varoa destructor tanto en estudios de campo como de laboratorio.

Virus de la parálisis lenta. 
Este virus se aisló accidentalmente cuando se estaba trabajando con el virus “X”. Cuando se inyecta a abejas adultas, los animales mueren a los 12 días. Un síntoma típico de la acción de este virus es que el día anterior a la muerte, o dos días antes, los animales sufren parálisis en los dos pares anteriores de patas.

El incremento en la incidencia de este virus se ha asociado al progreso de la varroasis. Probablemente la parasitación de las larvas por varroa y específicamente la actividad de alimentación del ácaro active la replicación del virus.