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27 diciembre 2022

¿QUE SABEMOS DE SANIDAD APICOLA? - WHAT WE KNOW OF HEALTH OF THE BEEHIVE?

Últimamente se ha revertido totalmente el preconcepto de la estrategia terapéutica para tratar enfermedades dando paso a un criterio mucho más amplio que tiene que ver con la prevención y el equilibrio de la colmena.

Para comprender y aplicar esta nueva concepción, hay que tener en cuenta a la colmena como una gran familia con una estrecha relación y dependencia entre los individuos que la componen.

La sanidad de una colonia puede interpretarse como el equilibrio entre el organismo y el ambiente. Cuando por algún factor se rompe este equilibrio, nos encontraremos frente a alteraciones de los procesos fisiológicos normales, y éstas alteraciones dan como resultado la aparición de enfermedades.

Cuando el hombre interviene en el estado natural de una familia de abejas, le brinda un hábitat para que pueda desarrollarse, logra que la misma alcance poblaciones mucho más grandes que lo normal, utiliza diferentes productos químicos, y las somete a situaciones de estrés (traslados, altibajos en las reservas de alimentos, revisaciones periódicas, etc.), predispone de cierta forma el desequilibrio mencionado.

Normalmente, antes de la aparición de los síntomas clínicos, ya hubo pérdidas de producción y un decaimiento de la colmena que llevará tiempo revertir. Recordemos que el pasaje entre la salud y la enfermedad es un proceso progresivo con toda una gama de estados intermedios.

La prevención es la herramienta fundamental para asegurar el buen estado sanitario de la colmena.  Para favorecer la profilaxis, se parte de la base que un individuo con un adecuado estado fisiológico, genera una respuesta global eficiente ante la aparición de agentes patógenos.

Hay dos factores que inciden favorablemente en el fortalecimiento de la profilaxis, uno está relacionado con la genética (genotipo con resistencia a patógenos), y el otro es el referido a la nutrición. Particularmente en este último punto debemos tratar de evitar los altibajos de alimentos.

Los desarreglos en la alimentación predisponen a un mal funcionamiento glandular y un estado de debilitamiento general que es la puerta de acceso de las enfermedades.

Es decir, mantener un nivel nutricional y realizar un manejo racional de la colmena permiten sostener un estado óptimo y mejorar la producción.

Mecanismos de defensa propios de la abeja

Hay una serie de mecanismos que permiten a la abeja defenderse de enfermedades y parásitos. A continuación los enumeramos sintéticamente ya que los mismos serán abordados en profundidad cuando tratemos cada enfermedad en particular.

Comportamiento higiénico: Las adultas encargadas de cuestiones sanitarias retiran larvas o upas enfermas de la colmena para evitar su putrefacción, eliminando al mismo tiempo la fuente de contagio.

Mecanismo de limpieza entre abejas adultas: Es un mecanismo de defensa contra parásitos que ha comenzado a desarrollar frente a los elevados grados de infestación. Consiste en que las abejas altamente parasitadas, reaccionan con sacudidas extrañas, y otras abejas reconociendo esta forma anormal de actuar colaboran con ella removiéndole los parásitos.

Reposición de la pérdida de población: En algunas situaciones, la reina obra aumentando su régimen de postura para hacer frente a la mortandad de la cría.

Comportamiento de fuga: Con esta modalidad, la colonia se aleja de un nido altamente parasitado o enfermo interrumpiendo la cadena de infección.

Reacciones inmunológicas: Cada miembro de la colonia desarrolla individualmente reacciones de su sistema inmunológico, con la formación de anticuerpos en la hemolinfa.

Proventrículo: En las abejas adultas este hace las veces de filtro que permite remover sustancias sólidas, esporas de bacterias y hongos del buche, evitando la diseminación de patógenos.

Producción y uso de sustancias antibióticas: Son de vital importancia para la defensa contra microorganismos. En la colmena encontramos condiciones estériles en las celdas de cría, paredes, alimento larval y también en las reservas.

Las enfermedades que afectan a las abejas son de origen bacteriano, parasitario, viral y también podemos incluir como patologías la acción de enemigos naturales y predadores.

Para tratar este punto de vital importancia en la producción apícola, se ha dividido su estudio en tres módulos, enfermedades bacterianas, parásitos (internos y externos) y finalmente virosis, hongos y otras problemáticas.

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09 noviembre 2016

MANUAL DE ENFERMEDADES APÍCOLAS - BOOK OF BEEKEEPING AFFLICTIÓN.

MANUAL DE ENFERMEDADES APÍCOLAS - BOOK OF BEEKEEPING AFFLICTIÓN.

A través del presente Manual se tratarán las enfermedades y plagas más comunes, que ocasionan daños económicos a los apicultores.

Las enfermedades de las abejas pueden describirse de diferentes maneras, sin embargo para efectos prácticos del presente Manual, se definirán en el Capitulo I las enfermedades que atacan a la Cría y en el Capítulo II las enfermedades que atacan a las adultas y por consiguiente cada capítulo cuenta con subdivisiones relacionadas al agente que la causa, cómo se diagnostica y finalmente como evitarla o solucionar el problema, de encontrar evidencias de su presencia en las colmenas.

Una colmena sana debe lucir una población vigorosa de abejas, con diferentes estados de cría en su nido, la postura de la reina debe ser un huevo por celda colocado en el centro y fondo de la celda, uniforme, de una manera concéntrica, las larvas de las abejas deben presentar un color blanco aperlado brillante sin olores ofensivos, la cría sellada debe mostrarse pareja, no sobresaltada y tampoco aislada. 

Al observar disminución brusca en el número de abejas,  ausencia de la postura, sin uniformidad, varios huevos por celda, huevos colocados en las paredes de las celdillas, larvas de color oscuro, olores ofensivos, opérculos sobresaltados, abejas poco activas o nerviosas, pueden ser síntomas de enfermedad o desordenes en las abejas.

MANUAL DE ENFERMEDADES APÍCOLAS - BOOK OF BEEKEEPING AFFLICTIÓN.

MANUAL DE ENFERMEDADES APÍCOLAS - BOOK OF BEEKEEPING AFFLICTIÓN.

MANUAL DE ENFERMEDADES APÍCOLAS - BOOK OF BEEKEEPING AFFLICTIÓN.

MANUAL DE ENFERMEDADES APÍCOLAS - BOOK OF BEEKEEPING AFFLICTIÓN.

Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
El Instituto promueve el uso justo de este documento. Se solicita que sea citado apropiadamente cuando corresponda.
Esta publicación también está disponible en formato electrónico (PDF) en el sitio Web institucional en http://www.iica.int.
Coordinación editorial: Rafael Marte y Dominique Villeda-Elmadi.
Edición y Recopilación: Dina Caballero 
Diagramado: Dina Caballero 
Revisión: Martin Lanza, Marcelo del Hoyo, Matías Toledo, Lourdes Medina 
Aportes: Javier Quan, Asociación de Apicultores de Valle, El Paraíso y Ocotepeque 
Fotos: Pymerural, Marcelo del Hoyo, Javier Quan, Apitec 
Diseño de portada: José Elías Sánchez

En apoyo a: Cadena Apícola, PRONAGRO/SENASA/SAG 
Especial agradecimiento por su contribución en la revisión y mejora del Manual a Pymerural y al Dr. Marcelo del Hoyo Prof Asociado Área de producción Apícola Univ. Nacional del centro  Argentina.

PARA DESCARGAR:   http://repiica.iica.int/docs/B0754e/B0754e.pdf

06 enero 2011

AMEBOSIS Y TRIPANOSOMIOSIS


Por F. J. OrantesMalpighamoeba Mellificae es un protozoo que afecta a los túbulos de Malpighi (sistema excretor) de la abeja melífera. Se trata de una ameba que es ingerida por la abeja en su forma de resistencia (quistes), y una vez que estos quistes llegan al intestino, pasan a una fase móvil, penetrando los túbulos de Malpighi, donde se multiplican, dañando seriamente el epitelio de los túbulos e impidiendo su función excretora.
Las primeras observaciones realizadas de este protozoo se las debemos a Maassen (1916) y Morgenthaler (1920), no obstante fue Prell (1926) quien describió y clasificó a la especie denominándola M. mellificae.
Este parásito ha sido detectado en prácticamente en todos los países europeos. En España, si bien no aparece en algunos informes de sanidad (Matheson, 1996), M. mellificae fue diagnosticada por primera vez en las Islas Canarias (Gijón-Botella et al., 1987) y en la Península Ibérica, en Portugal (Delgado y Pinheiro, 1980) y el norte de España (García Pérez et al., 1993).
Las infectaciones mixtas Nosema apis y Malpighamoeba mellificae son frecuentes, agravándose la patogenicidad que producen ambos protozoos. La sintomatología es inespecífica y el diagnóstico depende de la observación de los quistes con el microscopio, en el interior de los túbulos de Malpighi o en el contenido del recto.
Parasitación por flageladosSon muy escasos todavía los estudios realizados sobre los protozoos flagelados que afectan a la abeja melífera, por lo que son desconocidos sus ciclos biológicos y la patogenicidad de éstos en Apis mellifera L.. No está claro pero parece que una de las principales causas que dan lugar a la aparición de estos protozoos en la abeja se debe a factores climáticos y sobre todo disfunciones nutricionales (Lipa and Triggiani, 1980).
En Europa y Sudáfrica, se han hallado con frecuencia infectaciones por flagelados, sobre todo de las especies Leptomonas apis y de Crithidia sp. Langridge y McGhee, (1967) consiguieron cultivar organismos aislados en apiarios de Vitoria (Australia) denominando a la especie aislada Crithidia mellificae. Todas estas especies pertenecen a la familia Trypanosomidae.
Material y métodosLas muestras han sido recogidas de 12 apiarios experimentales situados en el sur de la Península Ibérica, el muestreo se llevó a cabo entre octubre de 1990 a octubre de 1992.
La distribución geográfica de las estaciones de muestreo fue la siguientes: Cáceres, Castellar de la Frontera (Cádiz), Dos Hermanas (Sevilla), Hornachuelos (Córdoba), Lepe (Huelva), Trassierra (Córdoba), Lanjarón (Granada), Vadillo-Cazorla (Jaén), Maro-Nerja (Málaga), Pinos del Valle (Granada), Berja-Laujar (Almería) y Murcia.
Cada muestra se componía de sesenta abejas, que fueron analizadas individualmente, homogeneizando el intestino en un tubo eppendorf con ayuda de un pequeño émbolo. De las muestra positivas, se prepararon extensiones que fueron fijadas durante 2 minutos con metanol, posteriormente fueron teñidas con Giemsa al 0,25% durante 12-18 horas. Los exámenes microscópicos se realizaron a 400x y 1000x.
En el caso de los flagelados, con las tinciones Giemsa quedó perfectamente visible el núcleo y el kinetoplasto (Fam. Trypanosomidae), sin embargo la relativa uniformidad en la morfología de esta familia junto con la conservación de las muestras (etanol al 70%, inservibles para estudios isoenzimáticos), imposibilitan aventurar cualquier posición taxonómica.
Resultados y discusión
M. mellificae

En total, sobre 162 muestras de abejas se analizaron 38 como sospechosas de contener quistes de M. mellificae, encontrándose quistes en unas pocas abejas de 3 muestras (1,85%).
Dos de éstas muestras aparecieron, junto con Nosema apis, en Lanjarón (Granada), procedentes de una muestra recogida en el mes septiembre de 1991 y en Trassierra (Córdoba) de una muestra recogida en el mes de diciembre de 1990. La tercera muestra procedía de Cáceres (recogida en el mes de mayo de 1991), sin que existiera una infectación mixta con N. apis.
Esta baja frecuencia de parasitación, 1,85%, es similar a lo que ocurre en el resto de países donde se ha diagnosticado este protozoo, el 2% en Inglaterra (Bailey y Ball, 1991) o el 2,8% en Italia (Giordani, 1959)
Como vemos es una patología que reviste poca importancia y que en contadas ocasiones puede repercutir sobre la población de una colonia. Serían necesarias unas infectaciones muy severas y masivas para que este protozoo afectase a todos los túbulos de Malpigio de la abeja (unos 100) y provocarle la muerte. Generalmente hemos encontrado unos pocos túbulos de Malpigio infectados, y por tanto el resto pueden continuar con su función excretora.
No existe control químico contra esta enfermedad y éste debe de efectuarse en base a un comportamiento higiénico del apicultor, descontaminando el equipamiento usado (Bailey, 1955; Furgala y Mussen, 1978), si bien algunos autores aconsejan el uso de la fumagilina.
TripanosomátidosDe los 12 apiarios estudiados se ha detectado la presencia de tripanosomátidos en 3 de ellos (25%), concretamente en Lanjarón (Granada) en dos colmenas, Maro-Nerja (Málaga) y Cáceres, en una colmena cada una, lo que representa el 11,4% de las colmenas estudiadas. Sin embargo muy pocas muestras y abejas estaban infectadas, el 2% y el 0,12% respectivamente (tabla 1). La parasitación en las cuatro muestras positivas osciló entre el 1,7% y el 11,8% (la media fue de 6,2%±4,6%), apareciendo sobre todo en los meses de julio y agosto.

TABLA 1/ Resultados del estudio sobre prevalencia
por Trypanosomátidos en el sur de España
Apiarios
Colmenas
Muestras
Abejas
Total
12
35
199
11940
Positivas
3
4
4
15
Porcentaje
25,0%
11,4%
2,0%
0,12%

Detalladamente, la muestra de Cáceres fue recogida en agosto-91 con una parasitación del 1,7%; las dos muestras de Lanjarón (Granada) fueron recogidas de dos colmenas en julio-91 con parasitaciones del 11,8% y 8,3% y muestra de Maro-Nerja (Málaga) fue recogida en julio-91 con una parasitación del 3,3%.
A pesar de que existen pocas evidencias de que la parasitación por flagelados sea patógena para la abeja, ésta debe de ser revisada. Landridge (1966) encontró Crithidia spp. en abejas, y observó que les provocaba una elevada mortalidad a pesar de que éstas especies no suelen ser patógenas, y en este estudio, en algunos de los recuentos efectuados siguiendo la metodología rutinaria para el conteo de esporas de Nosema apis, se contabilizaron hasta 1,6x106 flagelados en el intestino de algunas abejas.